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Época neorromántica - Hipermodernismo

Cuadro jugadores de ajedrez

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

            Y entre las tinieblas posicionales en que Tarrasch quería sumergir al ajedrez, surgió una luz hecha de combinaciones... los hipermodernos.

            Estamos a principios del Siglo XX, los jugadores románticos han sido desterrados del Reino del ajedrez por teóricos como Steinitz y Tarrasch. Ahora se imponen unos principios donde impera la calma y el sosiego táctico (en opinión de algunos, lo que impera es el aburrimiento).

            El Doctor Tarrasch contaba con una auténtica legión de seguidores, sus ideas no eran sino un perfeccionamiento del legado de Steinitz. Sobre todo daba una gran importancia al dominio del centro a través de una sólida cadena de peones, luego se pasaba a evaluar en que flanco se tenía algo de ventaja y había que conseguir la ruptura por ese lado acumulando pequeñas ventajas que desembocasen en un final ganador. Se despreciaban las combinaciones, asegurando que había modos "más seguros" de obtener la victoria. De hecho no escatimaban críticas para cualquier jugador que destacase por su estilo de ataque. Siguiendo estos estrictos dogmas se podía llegar a la victoria sin sobresaltos, pero ¿donde quedan la imaginación y el talento?. Por suerte no todos los jugadores aceptaron este modo de jugar...

            Un grupo de rebeldes, encabezados por Aaron Nimzowitsch y Richard Reti, decidieron romper con las nuevas ideas. Fue el nacimiento de la Escuela hipermoderna (o neorromántica) y se determinó que el danés Nimzowitsch fue su fundador. Muchos fueron los adeptos a esta forma de entender el ajedrez y "se matricularon" como hipermodernos: Rudolf Spielmann (el más espectacular de la época), Akiba Rubinstein (tal vez el más completo del grupo), Saviely Tartakower, Milan Vidmar, Gyula Breyer, Carlos Torre Repetto, Frederic Yates, Edgar Colle, Ernst Grünfeld, Fritz Sämisch, etc...

Aaron Nimzowitsch

Richard Reti

Saviely Tartakower

Rudolf Spielmann

Akiba Rubinstein

Nimzowitsch

Reti

Tartakower

Spielmann

Rubinstein

            Los principios de la escuela hipermoderna sólo coincidían con los clásicos en la preferencia por dominar el centro. Tarrasch postulaba que había que lograrlo mediante los peones, éstos deberían ocupar las casillas centrales y tratar de no abandonarlas bajo ningún precepto. Los hipermodernos fueron más allá y trataron de demostrar que el dominio central podía lograrse a través del resto de piezas. Los caballos, torres y alfiles pueden realizar una gran presión sobre el centro y así consolidar un sólido dominio. Además, pusieron énfasis en demostrar que los peones que ocupan el centro pueden ser perjudiciales al obstruir nuestras propias fichas.

            Se introdujeron nuevos conceptos, cómo las piezas bloqueadoras: esta idea consiste en utilizar cualquier pieza menor para obstruir el avance de un peón, algo muy importante si se trata de un peón pasado. Además de detener el avance del peón se logra crear un punto débil en la estructura del rival. Llegaron a la conclusión de que en estos casos el concepto de oposición (de los reyes) pierde su importancia, esto fue una verdadera revolución que desafiaba los principios conocidos.

            Además, los hipermodernos trataron de utilizar dogmas obsoletos y olvidados, buscando resucitar ciertos aspectos del ajedrez romántico.

            La mayoría de estas ideas fueron introducidas por Nimzowitsch en sus libros "Mi sistema" y "La práctica de mi sistema". El danés trató de demostrar que las ideas de Tarrasch no eran inamovibles como se creía en la época. En un principio el danés tuvo que soportar muchas burlas y menosprecios, nadie daba crédito a esta nueva forma de jugar. Sólo con el tiempo se demostró lo acertado de estas innovadoras teoría que han sido aprovechadas por generaciones de ajedrecistas. Muchos grandes maestros han reconocido que se inspiraron en los principios de Nimzowitsch, por ejemplo Bent Larsen o Gary Kasparov.

            Desde el punto de vista artístico, la gran diferencia introducida por los neorrománticos fue la manera de aprovechar la ventaja obtenida en el medio juego. Éstos no rehusaban la posibilidad de realizar sacrificios de pieza y siempre que podían remataban la partida de forma brillante a través de bellas combinaciones. De entre todos destacaba Rudolf Spielmann, ajedrecista que siempre jugaba buscando crear una obra de arte sin importarle el resultado de la partida y que dejó multitud de partidas galardonadas con premios de belleza. En definitiva, este grupo de jugadores daba importancia al desarrollo de la creatividad y consideraban que siempre era mejor obtener la victoria de una manera brillante. Los principios de Tarrasch contradecían este punto, aunque si uno revisa las partidas del alemán encontrará decenas de partidas de ataque.

            También Richard Reti colaboró en gran medida al desarrollo de la teoría neorromántica. Su libro "Los grandes maestros del tablero" es una verdadera joya, en él Reti analiza con gran exactitud el juego de los maestros de su época y de la época romántica. Además explica su propia forma de entender el juego, que se asemeja a lo explicado por Nimzowitsch.

            La mejor manera de comprender las ideas hipermodernas es a través de sus partidas, aquí tenéis 8 joyas de 8 maestros neorrománticos (no os perdáis la de Breyer, una auténtica maravilla).

Javier Cordero Fernández

(2 Enero 2008)

 

Spielmann - Eljaschoff,  Munich  1903

Rubinstein - Mund,  Lodz  1907

Reti - Duras,  Opatija  1912

Breyer - Esser,  Budapest  1917

Vidmar - Yates,  Londres  1922

Maroczy - Tartakower,  Teplitz Schznau  1922

Yates - Nimzowitsch,  Karlsbad  1923

Colle - Delvaux,  Ghent  1929

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