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                        La actualidad del ajedrez en Julio gira en torno a los
                        torneos de Dortmund y Biel, y al escrito que Rustam
                        Kasimdzhanov ha publicado en distintos medios y que nos
                        ha dejado a todos sorprendidos. Si, sorprendidos, porque
                        es muy raro encontrar algún jugador que se atreva a
                        opinar sobre las tablas rápidas, un tema escabroso que la
                        mayoría rehuye como si les persiguiese el mismísimo diablo
                        (porque quien más, quien menos, las ha hecho en varias
                        ocasiones a lo largo de su carrera). 
                                 
                        Kasimdzhanov logró ser campeón del mundo en 2004,
                        aunque hoy en día no se de mucho valor a un título
                        logrado en un formato que se ha demostrado erróneo con
                        el paso de los años. Rustam fue el último campeón en
                        el formato de eliminatorias a 4 partidas y desempate a
                        rápidas, en un
                        campeonato donde faltaron los mejores del mundo, aunque
                        el campeón logró dejar en la cuneta a jugadores como Grischuk
                        o Topalov. Tras el fracaso de este formato, la FIDE
                        reflexionó y trató de buscar nuevos horizontes, aunque
                        no creo que los haya encontrado. La carrera de
                        Kasimdzhanov sufrió un empujón tras lograr este
                        título, ya que fue invitado a varios torneos
                        importantes (como Linares). Sus resultados fueron
                        bastante positivos, pero a pesar de ello su nombre fue
                        desapareciendo paulatinamente del panorama internacional
                        del ajedrez. 
                                 
                        Hoy su nombre vuelve a aparecer en todos los medios, y
                        lo hace por el siguiente escrito, que podéis leer
                        completo en el siguiente enlace: Carta
                        de Kasimdzhanov. 
                                  Tras
                        haber leído la carta íntegramente se pueden sacar
                        varias conclusiones. La primera es que la intención del
                        ex-campeón del mundo es la mejor y trata de dar una
                        solución a un problema que en mi opinión es el cáncer
                        del ajedrez actual. El problema es que las medidas que
                        plantea son simplemente irrealizables, de hecho
                        si se llevasen a cabo puede que no supusiesen ningún cambio
                        positivo. 
                                 
                        Su obsesión de comparar el ajedrez con el tenis no
                        tiene mucho sentido. En el tenis los torneos se juegan por
                        eliminatorias, algo que en el ajedrez se da en muy pocas
                        ocasiones, por eso es lógico que en el mundo de la
                        raqueta se haya eliminado el
                        resultado de empate: uno de los dos ha de pasar de ronda
                        forzosamente. En los torneos de ajedrez se suele jugar
                        todos contra todos y es evidente que el empate debe ser una de
                        las posibilidades que se puedan dar. El problema estriba en como llegar a
                        ese empate, si se da sin lucha y dejando pasar las jugadas
                        (cosa muy común en la actualidad) se verán partidas
                        sin lucha y emoción, un auténtico tostón para el
                        aficionado. Pero el empate no siempre es decepcionante,
                        hay luchas muy interesantes, llenas de incertidumbre y
                        emoción, que acaban en tablas y representan un gran
                        espectáculo (como la partida que he publicado
                        recientemente: Janowski-Lasker). Por eso, no veo necesario la eliminación
                        del empate, lo que hay que desterrar son los malos
                        hábitos de los grandes maestros que no quieren
                        arriesgar lo más mínimo y se dejan llevar en las
                        partidas con tal de no forzar y encontrarse con la
                        derrota. 
                                 
                        La solución de Kasimdzhanov es demasiado drástica.
                        Tantas partidas de desempate para deshacer un resultado
                        de tablas puede ser agotador para los participantes. Los
                        jugadores deberán estar mejor preparados físicamente y
                        creo que eso es desviarnos del objetivo central del
                        ajedrez, que es vencer dentro de un tablero gracias a tu
                        mente, no gracias a tu físico porque tu rival está
                        agotado. Con estos desempates nos tendríamos que
                        olvidar de ver a jugadores como Korchnoi, Ljubojevic,
                        Andersson... que hoy en día siguen en activo a pesar de
                        su edad y que no creo que pudiesen soportar el ritmo
                        frenético que plantea Rustam. 
                                 
                        Esta sugerencia en tiempos de crisis es algo
                        descabellada. Qué opinarán los organizadores, que se
                        están viendo obligados a suspender sus torneos por
                        falta de dinero, cuando sepan que las rondas se van a
                        alargar y su torneo será obligatoriamente más largo
                        (con más días de descanso, más horas de juego), con
                        el coste que ello conlleva. 
                                 
                        Además Kasimdzhanov olvida un detalle, siempre que se
                        ha elegido el formato de desempate de rápidas, muchos
                        maestros escogen directamente 'no jugar' la partida
                        lenta, llegando a unas tablas insulsas, para jugarse el
                        todo por el todo en las rápidas. Esa situación no se
                        puede tolerar, el ajedrez de verdad se da en las
                        partidas de ritmo clásico, donde se calculan el máximo
                        de
                        variantes posible y se busca la perfección. El ajedrez rápido
                        está plagado de errores, es más atractivo para el
                        público, pero es de menor calidad y no se debe asociar
                        el buen nombre del ajedrez con esa modalidad que está
                        bien como espectáculo, pero nada más. 
                                 
                        Tal vez debemos olvidar las comparaciones con otros
                        deportes, el ajedrez es la lucha de dos mentes frente a
                        frente, y eso no es comparable a cualquier otra
                        actividad. Yo he practicado varios deportes en mi vida y
                        creo que no existe una derrota más dolorosa que la que
                        se produce en un tablero de ajedrez, algo que le da un carácter
                        especial y único. 
                                  
                        La iniciativa de Kasimdzhanov es positiva, ya que genera
                        debate y pone este tema en los medios de comunicación,
                        pero las soluciones que aporta no parecen las más
                        ideales. Encontrarlas va a resultar complicado y debe
                        ser la asignatura pendiente del ajedrez del siglo XXI. 
                        Javier
                        Cordero Fernández 
                        (1
                        Agosto 2011)
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