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Con aroma a tiempos antiguos

Fragmento del cuadro 'The chess game', de Charles Bargue. Escena de dos hombres de la ilustración jugando al ajedrez sentados en un banco mientras otro observa

Kupreichik, Viktor - Jussupow, Artur

Minsk 1982

1.e4 e5 2.Ac4 Cf6 3.d3 c6 4.Cf3 Ae7 5.Cc3 0–0 6.Ab3 Dc7 7.0–0 Ca6 8.a3 Cc5 9.Aa2 d6 10.b4 Ce6 11.Ce2 a5 12.Ab2 Te8 13.Dd2 Af8 14.Cg3 c5 15.b5 h6 16.Ch4 Dd8 17.Cgf5 g6 18.f4 gxf5 19.fxe5 dxe5 20.Cxf5 Cf4 21.Txf4 exf4 22.Dxf4 Axf5 23.Dxf5 Ag7 24.Tf1 c4 25.Axc4 Db6+ 26.Rh1 Tac8 27.Axf6 Dxf6 28.Axf7+ Rxf7 29.Dh5+ Rg8 30.Txf6 Axf6 31.Dxh6 Ag7 32.Dd2 Tf8 33.g3 Ad4 34.Dg5+ Ag7 35.c4 Tf2 36.e5 Tcf8 37.De3 Ta2 38.Rg1 Rh7 39.e6 Af6 40.d4 b6 41.d5 Ae7 42.d6 Td8 43.h3 1–0

      

Después de 17...g6                  Después de 20...Cf4

 

         Kupreichik desató en esta partida todo su genio y produjo una joya sensacional. Los alfiles blancos son la llave para resolver el misterio de esta partida, apuntan directamente a la cabeza del rey negro... sólo hay que destrozar la línea defensiva enemiga y los alfiles serán como puñales. Como es evidente, un jugador como Kupreichik no iba a dejar pasar una oportunidad como ésta y consiguió abrir huecos en el enroque rival a base de combinaciones. Esta partida es un gran ejemplo de cómo y cuándo atacar en ajedrez.

         Arthur Jussupow era una de las grandes promesas soviéticas y estaba a punto de eclosionar, algo que haría en los ciclos de candidatos unos años después. Sin embargo, en Minsk se encontró con rivales realmente fuertes que le frenaron en seco.

 

 

 

 

 

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