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Ajedrez romántico por carta

Muchacho escribiendo una carta - Gabriel Metsu

Nagy, Geza - Adam, Edmund

Correspondencia 1937

1.e4 e6 2.d4 d5 3.Cc3 Cf6 4.Ag5 Ae7 5.e5 Cfd7 6.h4 c5 7.Axe7 Dxe7 8.Cb5 0–0 9.Cc7 cxd4 10.Cxa8 Cc6 11.Dd2 f6 12.exf6 Cxf6 13.f3 e5 14.0–0–0 Ae6 15.Ce2 Txa8 16.Rb1 b5 17.g4 a5 18.Cc1 Db7 19.De2 Tb8 20.h5 a4 21.Ah3 Af7 22.Dh2 b4 23.g5 Cxh5 24.Ag4 b3 25.axb3 axb3 26.Cd3 Cb4 27.cxb3 Cxd3 28.Axh5 Dxb3 0–1

Después de 8.Cb5

Partida bautizada como: 'El último cuarto de hora'

Premio de belleza del torneo

 

           El ajedrez romántico languidecía a principios del siglo XX, pero aun existían jugadores capaces de rebelarse contra la tiranía del ajedrez posicional y fijarse como meta buscar la belleza dentro de un tablero, para lograr este fin no escatimaban esfuerzos ni sacrificios de pieza.

           Ambos jugadores eran conocidos en el ámbito del ajedrez por correspondencia, aunque sus participaciones en torneos pasaron totalmente desapercibidas. Pero eso no importa, lo importante son las partidas que estos jugadores, casi anónimos, nos brindaron.

           Me encanta la temeridad del negro ante la amenaza de la entrada del caballo en c7, parece decir: "¿Ah si?, pues no me importa lo que hagas". Las negras se limitan a aprovechar la falta de desarrollo del flanco de rey blanco, por eso no les importa sacrificar la calidad a cambio de enrocarse y continuar con la coordinación de sus piezas. En la jugada 14 todas las piezas negras se encuentran en plena armonía, además dominan el centro con claridad, el sacrificio de torre es una nimiedad comparado con todo lo que se ha conseguido... hay veces que parece que te están invitando a atacar.

            El ataque final fue limpio y demoledor, con las negras ofreciendo alguna pieza más debido a la contundencia de éste. Una partida que nos enseña como aprovechar las debilidades del rival y nos alecciona para que juguemos con agresividad cuando tenemos la iniciativa.

 

 

 

 

 

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