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                            Hay partidas que impactan nada más
                        verlas y esta pequeña joya es una de ellas. Las blancas
                        entregan un peón tras otro, hasta un total de 5,
                        durante la apertura. Como si de un manual de ataque se
                        tratase, las blancas obtienen jugosos beneficios a
                        cambio de sus peones: las negras están totalmente sin
                        desarrollar, con su rey en el centro y las blancas
                        dominan cada espacio abierto que hay en el tablero. En
                        semejantes condiciones entra en juego la táctica y
                        Perlasca la aplicó con gran brillantez, con un precioso
                        remate que da lustre a esta olvidada partida. 
                                  
                        Esta partida es todo un misterio, parece enterrada entre
                        la arena de un reloj en el que ha pasado más de un siglo.
                        Su autor, un jugador italiano, es completamente
                        desconocido, ni siquiera se conoce su nombre, pero
                        firmó esta bella partida en un día de inspiración... y otra en la que vuelve a
                        rematar la lucha de forma realmente brillante (no está
                        mal para un jugador anónimo):  Perlasca -
                        Marino. 
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