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                Gran
                belleza, algo extraño a finales del siglo XX 
                  
                
                  
                    
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                         Motylev,
                        Alexander - Iljushin, Alexei 
                        
                        Campeonato
                        Rusia, Samara
                        2000 
                        1.e4 e6
                        2.d4 d5 3.Cd2 Cf6 4.e5 Cfd7 5.Ad3 c5 6.c3 Cc6 7.Ce2 cxd4
                        8.cxd4 f6 9.exf6 Dxf6 10.Cf3 h6 11.0–0 Ad6 12.Cg3 0–0
                        13.Ac2 Td8 14.Te1 Cf8 15.Ce5 Ad7 16.f4 Ae8 17.Ae3 Dh4
                        18.Tf1 Ce7 19.f5 Axe5 20.dxe5 exf5 21.Tf4 Dg5 22.Df3
                        Ceg6 23.Txf5 De7 24.Tf1 Ce6 25.Th5 Cg5 26.Txg5 hxg5
                        27.Cf5 Dc7 28.Ab1 Ab5 29.Dh5 Cf8 30.Axg5 Te8 31.Af6 Db6+
                        32.Rh1 Axf1 33.Ch6+ gxh6 34.Dg4+ Rf7 35.Dg7+ Re6 36.Dg4+
                        Rf7 37.Dh5+ Rg8 38.Ah7+ 1–0  | 
                     
                   
                 
                  
                
                  
                
                  
                    
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                        Ya no son tiempos de partidas espectaculares. Sobre los
                        motivos que han forzado esta situación ya he escrito en
                        otras partidas. Vivimos unos tiempos donde las computa-
                        doras marcan el paso del progreso del ajedrez... pero
                        ellas no son más que una amasijo de componentes
                        electrónicos, no tienen sentimientos y el concepto de
                        belleza les es totalmente desconocido.  
                                   
                        El problema es que son imprescindibles en el plan de
                        entrenamiento de los grandes maestros e incluso de
                        cualquier aficionado, por lo que el juego del ser humano
                        termina pareciéndose al de las máquinas. Quedan pocos
                        jugadores con la comprensión del ajedrez que tenían
                        los grandes de hace sólo unas décadas, eso se nota
                        cuando uno se detiene a escuchar los comentarios de
                        Ljubojevic o Spassky (dos jugadores asiduos a los
                        torneos actuales) y la rapidez con que pueden ver todo
                        en el tablero.  | 
                     
                   
                 
                  
                
                  
                    
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                        Por eso siempre nos sorprende ver partidas como esta, un
                        ataque puro contra el enroque aprovechando que todas las
                        piezas blancas apuntaban contra las murallas negras.
                        Esto diferencia al ser humano de las máquinas: la
                        capacidad de convertir una partida en una obra de arte.
                        Probablemente se podrán encontrar jugadas mejores...
                        ¿pero serán más bonitas? Sin duda se podría haber
                        llegado al triunfo con menos sobresaltos... ¿pero
                        podrá esa partida pasar a la historia del ajedrez? Creo
                        que estas preguntas tienen fácil respuesta y el lector
                        no tendrá problema en contestarlas.           
                        Tengo que reconocer que nunca me había detenido a
                        reproducir las partidas de Alexander Motylev, tras esta
                        joya lo he hecho y he encontrado un buen número de
                        combinaciones interesantes. Siempre es bueno que existan
                        jugadores que nos muestren que se puede llegar a la
                        victoria poniendo los pelos de punta a los espectadores,
                        que generen posicio- nes complicadas que logren
                        mantenerte pegado a la pantalla del ordenador, el
                        ajedrez se enriquece con la variedad de estilos y entre
                        ellos no pueden faltar los añorados tácticos.  | 
                     
                   
                 
              
               
              
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