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El discípulo no da tregua al maestro

Imagen de un monje Sao-lin aleccionando a un joven discípulo. Sólo se ven sus siluetas reflejadas sobre un azul nocturno

Tahl, Mikhail - Koblenz, Alexander

Moscú 1960

1.e4 c6 2.Cc3 d5 3.Cf3 Ag4 4.h3 Axf3 5.gxf3 e5 6.f4 dxe4 7.fxe5 Dd4 8.De2 Dxe5 9.d4 Dxd4 10.Cxe4 Ae7 11.Af4 Dxb2 12.Td1 Cf6 13.Cd6+ Rf8 14.Dxe7+ Rxe7 15.Cf5+ Re8 16.Cxg7+ Rf8 17.Ad6+ Rxg7 18.Tg1+ Cg4 19.Txg4+ Rf6 20.Tf4+ Rg7 ½–½

     

Después de 13...Rf8                  Después de 16...Rf8

 

            Koblenz sufrió en más de una ocasión la furia del ciclón Tahl. Pero este no es un dato que deba llamar la atención, ya que fue su entrenador durante toda la carrera del ex-campeón del mundo y disputaron partidas de entrenamiento por cientos. Muchas de ellas fueron jugadas en la modalidad blitz, donde Tahl era un auténtico maestro (solía jugar con menos tiempo que sus rivales y casi nunca perdía, maravillando a todo el que presenciaba la curiosa escena). Incluso en partidas de este tipo se dedicaba a combinar por todas las esquinas del tablero, desconcertando a sus rivales y demostrando una alta velocidad de pensamiento.

           Estamos ante una nueva partida en la que la posición es de locura, un tratado contra los principios elementales del ajedrez, siempre a favor del riesgo y la osadía. Ambos bandos acaban con sus defensas maltrechas y aunque las blancas no consiguen la victoria, logran unas tablas por jaque perpetuo.

 

 

 

 

 

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