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 Mejores partidas

Primer premio de belleza de la historia del ajedrez

Paisaje con rostro de mujer

Bird, Henry Edward - Mason, James

Match, New York 1876

1.e4 e6 2.d4 d5 3.Cc3 Cf6 4.exd5 exd5 5.Cf3 Ad6 6.Ad3 0–0 7.0–0 h6 8.Te1 Cc6 9.Cb5 Ab4 10.c3 Aa5 11.Ca3 Ag4 12.Cc2 Dd7 13.b4 Ab6 14.h3 Ah5 15.Ce3 Tfe8 16.b5 Ce7 17.g4 Ag6 18.Ce5 Dc8 19.a4 c6 20.bxc6 bxc6 21.Aa3 Ce4 22.Dc2 Cg5 23.Axe7 Txe7 24.Axg6 fxg6 25.Dxg6 Cxh3+ 26.Rh2 Cf4 27.Df5 Ce6 28.Cg2 Dc7 29.a5 Axa5 30.Txa5 Tf8 31.Ta6 Txf5 32.gxf5 Cd8 33.Cf4 Dc8 34.Cfg6 Te8 35.Cxc6 Dc7+ 36.Cce5 Dxc3 37.Te3 Dd2 38.Rg2 Dxd4 39.f6 gxf6 40.Txf6 Ce6 41.Tg3 Cg5 42.Cg4 Rg7 43.Cf4 De4+ 44.Rh2 Ch7 45.Ch5+ Rh8 46.Txh6 Dc2 47.Chf6 Te7 48.Rg2 d4 49.Ce5 Dc8 50.Cg6+ 1–0

Después de 30...Tf8

Premio de belleza del match

 

            Esta partida ha pasado a la historia por su espectacular sacrificio de dama, pero también lo hizo por ser el primer premio de belleza concedido en un competición de ajedrez, en este caso un encuentro individual que enfrentó a James Mason y Henry Edward Bird... el primero se llevó el triunfo de forma holgada en el match (por 13-6), aunque Bird se llevó la gloria al conseguir el premio de belleza a la partida más brillante del match, el primero de la que sería una preciosa tradición que intentaba estimular la creatividad y el espíritu de lucha de los maestros. Este tipo de premios solían ir acompañados de una cantidad en metálico, por lo que se volvieron muy codiciados en una época donde la mayoría de maestros pasaban por auténticas penurias para poder dedicarse a su querido ajedrez. 

Henry Edward Bird

           A partir de ese momento, raro fue el torneo que no premiaba las partidas jugadas con arrojo, y de ese modo las combinaciones y la belleza camparon a sus anchas por los tableros de finales del silgo XIX. Tradición que con los años se fue perdiendo y que hoy en día está casi extinguida. La profesionalización del ajedrez terminó con esta clase de premios secundarios, dejando atrás, casi en el olvido, una forma de recompensar al artista, de catapultar al ajedrez a la categoría de algo más que un juego o un deporte.

 

 

 

 

 

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