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                        Esta es una partida legendaria y lo fue por varias
                        razones. La primera, su importancia, ya que fue jugada
                        durante el match que disputaron ambos jugadores para
                        dirimir quien era el ajedrecista más fuerte del mundo,
                        una lucha titánica que se prolongó durante 87
                        partidas, con un resultado final favorable a
                        Labourdonnais. Las partidas de estos encuentros han sido
                        analizadas hasta la saciedad y aparecen en multitud de
                        libros, una bella página de la historia del ajedrez. 
                                   
                        La segunda, por ser la primera ocasión en que se
                        sacrificó la dama sin tener un ataque directo contra el
                        rey ni una ventaja a corto plazo, fue realizado
                        simplemente por motivos de posición. McDonnell realizó
                        un sacrificio puramente intuitivo, las razones que le
                        llevaron a actuar como lo hizo: la mala situación del
                        rey negro, un dominio absoluto del centro, la actividad
                        de sus piezas menores y la creación de varias vías
                        sobre la defensa de las negras. El caballo negro en e3
                        es un verdadero purasangre, sin duda la entrega de la
                        dama estuvo basada en estimaciones muy precisas. 
                                   
                        Lo siguiente que ocurre es una danza de piezas menores
                        que vuelven loco a Labourdonnais, que trata de
                        equilibrar la situación devolviendo material... nada
                        que hacer, McDonnell había barrido del tablero a
                        Labourdonnais y le había inmortalizado. 
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