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 Mejores partidas

La imparable energía de la juventud

Átomo

Najdorf, Miguel - Szapiro

Lodz 1928

1.e4 e6 2.d4 d5 3.Cc3 dxe4 4.Cxe4 Cd7 5.Cf3 Cgf6 6.Ad3 Ae7 7.0–0 b6 8.Ce5 Ab7 9.Cxf6+ gxf6 10.Cxf7 Rxf7 11.Dh5+ Rg8 12.Te1 Cf8 13.Txe6 Cxe6 14.Ac4 Dd6 15.Ah6 Af8 16.Te1 Ac8 17.De8 Ad7 18.Txe6 Txe8 19.Txe8+ Ae6 20.Axe6+ Dxe6 21.Txf8++ 1–0

    

Después de 9...gxf6                Después de 12...Cf8

Visor

 

Miguel Najdorf

         En el ajedrez, como en la vida, la energía de la juventud juega un papel importante en cada jugador. Generalmente el estilo de juego suele estar relacionado con la edad, la mayoría de los ajedrecistas lo van cambiando a lo largo de su vida, siendo más agresivo en la juventud, justo cuando el cuerpo rebosa energía. Cuando los años van pasando las fuerzas ya no son las mismas, los jugadores se vuelven más conservadores y aprenden a dosificar- se. Esto ha ocurrido hasta con los jugadores de estilo más agresivo.

         Miguel Najdorf es un claro ejemplo de los antes expuesto, durante sus primeros años jugaba asumiendo enormes riesgos y atacando sin descanso en cada partida, de esa época datan muchas de sus partidas más espectacu- lares a nivel táctico.

 

         Más adelante su vida cambió. La II Guerra Mundial le dejó profundamente marcado ya que en ella perdió a toda su familia, que pereció a manos de los nazis. Su estilo cambió radicalmente tras estos sucesos, a pesar de seguir conservando su fino olfato para el ajedrez táctico ya no jugaba de una forma tan arriesgada y comenzó a usar aperturas más conservadoras. Jugar partidas con posiciones complicadas requiere un gran esfuerzo mental y físico, y una vez superada cierta edad el cansancio se acumula y repercute en los resultados de un torneo.

         Lo que si permaneció inalterable desde el comienzo de su carrera fue su pasión por el ajedrez, la cual jamás descendió y se mantuvo siempre en su punto más alto, lo que le permitió seguir jugando hasta el final de sus días... pocos jugadores amaron tanto el ajedrez como Don Miguel.

 

 

 

 

 

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